Es lamentable, que los universitarios no nos demos cuenta de que el Proyecto de Privatización de la universidad más vieja del nuevo mundo, universidad esta, que ha logrado todas sus conquistas en base a luchas que han dignificado la Nacionalidad Dominicana, cada día se acerca más a la privatización del uso de los recursos que seguirá aportando el gobierno dominicano como respuesta a la necesidad de formación de profesionales competitivos, y de su sistema administrativo que es, de la administración del Estado, el más sometido a controles y procedimientos rígidos.
El proyecto de privatización, comenzó mediante una primera etapa, mediante la que se originó una vía de asignación de recursos a través de un organismo regulador, para evitar la comunicación directa hacia el ejecutivo y/o los estamentos del Estado que manejan los recursos financieros, haciendo que los reclamos de nuestra universidad, se disgreguen en el camino.
Las ideas malsanas de la privatización de la institución del Estado, que más ha aportado al crecimiento intelectual de la nación, ha tenido una estrategia soterrada de críticas permanentes a todas las gestiones universitarias de los últimos veinte años porque el susodicho proyecto data de más o menos ese tiempo y la frase “la universidad es un barril sin fondo” está cuidadosamente elaborada como elemento básico de consecución de los objetivos privatizadores.
Lo más preocupante de esa situación es que en el desconocimiento de lo que nos espera, que es lo que le espera a un gran segmento de la población dominicana que está interconectado con la Autónoma de Santo Domingo, muchos universitarios le hacen el juego a los estrategas de esa privatización y viven realizando criticas permanentes, tanto a lo interno como a lo externo, a nuestro estamento de dirección y a los organismos internos que gestionan nuestras capacidades productivas, en vez contribuir aportando ideas constructivas de adecentamiento y defensa de nuestras capacidades en la contribución social, económicas y política del Estado.
Probablemente, aquellos que les hacen el juego a los enemigos de nuestra institucionalidad, creerán que las “indilgaciones” de que la Autónoma no matricula o tiene muy poca matriculación de haitianos, o que el proyecto de ley “elaborado” por un diputado cuyo nombre hasta el momento nadie lo conocía, son acciones fortuitas. No nos llamemos a engaños esas también son acciones que forman parte del plan anti UASD.
En definitiva, no quisiéramos escuchar en el futuro, a esas voces infaustas, cacarear como gallinas, cuando ahora deberían defender nuestra institucionalidad, cantando como gallos.
Lic. Pablo Valdez
MGP/MAICG
Director de la Escuela de Contabilidad de la UASD
Candidato a Decano por la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
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