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    Tuesday, September 15, 2015

    Amet y la Competencia Gerencial

    Las últimas decanas, nos traen determinadas acciones de parte de organismos internacionales, que llaman la atención de cualquier ciudadano que se preocupe por el comportamiento gerencial de las personas que dirigen tanto en organizaciones privadas, como los dirigentes de instituciones del Estado.
    La mayoría de los libros de gerencia que llegan a la República Dominicana y los que son escritos por autores gerenciales de nuestro país, insisten en colocar con un criterio relevante un tema referente a la ética gerencial. Al mismo tiempo tanto el Banco Mundial, como el Banco Interamericano de Desarrollo, han sido dos instituciones preocupadas por el manejo ético de las cosas públicas y privadas. No es fortuito que haya gran preocupación por el Sistema Integral de
    Gestión Financiera del Estado (SIGEF), por las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), por la Normas Internaciones de Contabilidad del Sector Público (NICSP), por las normativas jurídicas, congresuales, municipales, etc.
    La preocupación mostrada por los organismos internacionales en que el manejo de las cosas del Estado, se realice con transparencia y pulcritud, se mira de forma integral entre los sectores públicos y privados, porque un Estado no puede verse en una sola dirección, sino de manera globalizada.
    Una actitud básica de gestión pública o privada es la que tiene que ver con la competencia, esta condición de un gerente conlleva que éste interprete que debe estar apto para realizar la función que se ha puesto bajo su responsabilidad. Esta condición básica para dirigir recursos, establece que la persona no preocupada por su propia capacitación y la del entorno a los fines de eficientizar sus funciones, de mantenerse en el ejercicio de las mismas, es un violador de la ética. Como podemos ver, las violaciones éticas no son exclusivas de aquel que utiliza indebidamente los recursos puestos bajo su responsabilidad para ser administrados, o del que recibe sobornos para complacer apetencias personales, o del que distorsiona realidades, o violenta controles y procedimientos, sino que también el que acepta unas funciones para las que no está preparado o no tiene una actitud de capacitación personal, sino que también aquel que acepta una responsabilidad gerencial y no muestra competencia, es un violador de la ética.
    El funcionario que no está en capacidad de tomar las decisiones correspondientes en el momento oportuno y con responsabilidad, de mantenerse en la posición, es un violador de la ética gerencial. Un responsable militar, policial, congresional, judicial, municipal, etc. que se amilane ante la posibilidad de tomar las decisiones correspondientes por la violación a los controles y procedimientos que norman las instituciones, es un funcionario antiético, por no ejercer sus funciones con la competencia del cargo.
    La conceptualización que antecede, se origina porque llama la atención cuando se originan acontecimientos graves de violaciones institucionales y se establecen responsabilidades mediáticas y compasivas, que crean antecedentes de peligro para las nuevas generaciones. En los días reciente pasados, un pariente de una exfuncionaria del Estado agredió verbal y físicamente a un miembro de la Autoridad Metropolitana de Transporte, el suceso se constituyó a través de las redes sociales, en algo de “visión y oído obligado”. Fue algo “insólito” y que de no ser tomado en consideración para dar un ejemplo disciplinario y de respeto a la institucionalidad del Estado, podría constituirse en un mal ejemplo generacional que todos lamentaremos en la posteridad, lo cual sería tan lamentable como lo es el que tengamos que conceptualizar nueva vez, con relación a si la actitud ética de la competencia, sería violada al no se establecerse los correctivos correspondientes ante una acción de irrespeto a la autoridad que tienen los agentes de la denominada AMET, dada precisamente por las leyes que nosotros como ciudadanos nos hemos dado a través de los organismos que nosotros mismos hemos creado.
    Nuestras Conceptualizaciones Sabatinas, claman por más respeto por la ética. Que los que aceptan responsabilidades de gestión entiendan que la descomposición social del Estado es integral, que no es sectorial y que para que nuestro país pueda salir del subdesarrollo, se hace necesaria la adopción de responsabilidades que sirvan de ejemplos institucionales y organizacionales.
    No podemos decir que el comportamiento del joven que faltó al respeto del miembro de la AMET en la ciudad de Santiago, ha sido un caso aislado, porque acontecimientos de esa naturaleza se repiten a diario en las calles de las principales ciudades del país, tanto de parte de los ciudadanos, como de parte de los propios miembros de esa institución que en ocasiones no le hacen el honor para el que fueron contratados. En tal sentido, es necesaria una respuesta gerencial de parte del organismo policial y de la justicia dominicana, para que no se repitan este tipo de anormalidades, que desmoralizan a todo ciudadano responsable de la Nación Dominicana.
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